Está muy de moda salir a la naturaleza a divertirse. Es algo bueno, bonito y barato… y saludable. Pero, no siempre tendremos un final feliz en nuestras excursiones. Es por eso que, os dejemos unos consejos básicos y muy prácticos a tener en cuenta, para que sepáis resolver cualquier imprevisto que tengáis en vuestras aventuras por el medio natural.
Equipo básico
Tener claro qué es lo que necesitamos en cada salida es fundamental para tener éxito cuando la cosa se pone difícil. Uno de los errores más comunes suele ser una equipación débil, insuficiente y precaria, al tiempo que subestimar el tipo de salida a la que nos enfrentamos. Hay ocasiones que todo parece muy fácil hasta que aparecen los problemas. Es evidente que, en el medio natural, estamos a merced del clima y los cambios frecuentes e inesperados, o, en ocasiones, a fallos, descuidos y problemillas que nos amargan la salida por completo. Tener claro que debemos hacer y cómo debemos actuar, será fundamental para que todo quede en un anécdota que contar en tertulia.
Hablamos de un equipo básico para excursiones sencillas (1-3 días). Aquí, el equipo debe estar siempre a mano. Imprescindible contenerse al llenar la mochila.
Es importante diferenciar que tipo de salida vamos a realizar, y, que clima, trayecto, relieve tendremos que afrontar. Todos estos datos son muy importantes para acabar la ruta con buena nota. No dejar de lado algunas prendas de invierno solo porque es primavera y ya empieza a hacer calor.
La montaña es un lugar de clima cambiante y en un día de primavera, con muy buena temperatura, cualquier tormenta puede bajarla más de 15 grados en pocos minutos. Esto podría ser peligroso si no estamos cerca de un refugio, coche, cueva, etc. A no ser que llevemos el material correcto.
Si hablamos de prendas adecuadas para salir a patear las colinas y los valles, pasando por algunos senderos complicados, no pueden faltar unas buenas botas, altas y flexibles si no vamos a subir altas montañas con nieve y hielo. Hoy en día existen muchos modelos para diferentes trayectos. A mí me gustan las de piel de toda la vida. Las puedes untar con grasa de caballo y así no dejarán pasar ni el agua, ni el frio, ¡son geniales!
Pantalones con muchos bolsillo, por que siempre van bien para guardar objetos que usaremos de forma rápida e inesperada. Flexibles y holgados. Con cinturón resistente, nunca se sabe si lo podremos utilizar para algo sumamente importante; un torniquete para evitar el paso del veneno de alguna picadura, por ejemplo.
Camisa de franela si hace viento y la temperatura es fría, y una camiseta de algodón debajo para traspirar bien y no tener esa sensación de agobio cuando entramos en calor. También podemos tirar de camisetas técnicas. Hoy en día está repleto de modelos realmente buenos. Si hace buen tiempo es mucho más fácil de elegir, aunque no debemos olvidar alguna prenda que realmente tape el viento, tipo cortavientos o chubasqueros para la lluvia.
Los utensilios cortantes son indispensables para sobrevivir.
La vestimenta que debemos utilizar dependerá de muchas cosas. Hay prendas genéricas y otras que habrá que combinar dependiendo de la salida.
Sea cauto para decidir que hay que ponerse y no cargue la mochila con lo innecesario para no portar kilos de más, eso le ayudará. Y no te olvides tu reloj de aguja , no digital, luego os lo cuento.
Cómo orientarse
Cuando un@ está perdido, saber o averiguar donde se encuentra, es literalmente el primer paso hacia el éxito. Todos los años se extravían personas –y algunas perecen- por no tener consigo un mapa o no saber utilizar eficazmente los mapas que llevaban.
Para evitar ese riesgo basta con conocer en todo momento la posición en la que estamos. Hoy en día, con los teléfonos personales, podemos saber la posición exacta en la que nos encontramos. Solo deberemos saber orientarnos en él para acertar la dirección que debemos seguir. Pero si nos fallan, deberemos tener un plan B.
Un mapa
A nadie se le ocurre ponerse a ensamblar piezas prefabricadas sin echar primero un vistazo a las instrucciones. Los mapas también llevan consigo una serie de instrucciones que recibe el nombre de información marginal. Ningún mapa topográfico carece de ello.
La información marginal da cuenta de los símbolos que figuran en el mapa, indica las distancias y proporciona una escala para convertir esas distancias sobre el papel, en distancias reales.
Para poder identificar mucho mejor las características del terreno representado en el mapa y realzar mejor los contrastes, los signos topográficos vienen en colores diferente que coinciden con los del mapa. Estos colores pueden variar dependiendo del mapa.
Negro: Datos de índole cultural o humana
Azul: Zonas de agua, ríos, lagos, pantanos.
Verde: Zona de vegetación, selvas, bosques, huertos y viñedos.
Castaño: Todos lo referente al relieve (alturas y niveles).
Rojo: Caminos y carreteras importantes, zonas urbanizadas y algunas características importantes.
Siempre señalamos las elevaciones del terreno con líneas concéntricas de color castaño. La altura se conoce siguiendo el trazado de cualquiera de las líneas más gruesas o curvas de nivel, hasta que una cifra rompe su continuidad. Esa cifra puede expresarse en pies o metros y representa la altura sobre el nivel del mar a todo lo largo de la línea. De estas líneas concéntricas, una por cada cinco suele ser la curva de nivel. Junto al mapa figurará una nota para aclarar cómo han de interpretarse los números.
Al pie de cada mapa hay una escala gráfica por cuyo medio el usuario puede conocer las dimensiones exactas de cada cosa.
Cómo orientarse con un mapa
Para averiguar tu ubicación en un mapa, deberás estudiar a fondo tu entorno. Si existen picos o colinas, torrentes, ríos, construcciones o estructuras humanas como cobertizos, torres o vías férreas, etc. Escoja dos de estas características entre las más notables y trate de localizarlas en el mapa, relacionándolas mutuamente. Como el mapa estará orientado de modo que el norte quede en la parte superior, vuélvase de lado o al revés si es necesario hasta que ambas características queden situadas respecto a nosotros como en la realidad. Entonces, a partir de las coordenadas geográficas del mapa, podemos determinar la dirección que tenemos delante o la que deseamos seguir. Así de sencillo.
La brújula
Orientarse con un mapa y una brújula es cosa fácil, ya que sólo se trata de saber dónde nos encontramos en cada momento y adonde queremos dirigirnos. Aun cuando nuestro camino quedara bloqueado por algún obstáculo imprevisto, como una ciénaga o un pantano no señalados con claridad en el mapa, únicamente deberíamos modificar nuestra trayectoria formando tres ángulos rectos para encontrarnos al otro lado del obstáculo orientados como antes.
Dado que las brújulas apuntan al norte magnético y no al geográfico, todos los mapas llevan una corrección (llamada declinación) entre los puntos geográficos de referencia. La declinación varia, de un punto a otro del globo terráqueo.
La triangulación no es otra cosa que situarse en el mapa con ayuda de dos puntos de referencia estando lejos de ambos. Primero se determinan con la brújula las direcciones respectivas: el punto A y el punto B. Luego se trasladan esos datos al mapa, trazando dos líneas. El punto donde estas se cruzan es el lugar donde uno se encuentra.
Sólo en un caso la escrupulosa coordinación entre el mapa y la brújula es de capital importancia: cuando nos proponemos seguir una ruta en zig zag a través de un terreno escarpado. Entonces, por cada trecho recorrido en la dirección fijada de antemano, es necesario contar el número de pasos y trasladarlos al mapa, atribuyéndole a cada paso una longitud media de 75 cm. La escala que figura al pie del mapa facilitará la conversión de los pasos en metros o kilómetros. Por ningún concepto debe omitirse, en cada etapa, el cálculo mas aproximado posible de la propia posición antes de emprender la etapa siguiente.
Como te orientas de día
Recuerda que el sol sale por el Este y se pone por el Oeste, pero poquísimas veces lo hace por el Este y el Oeste exactos. El sol sale por el Este ligeramente hacia el sur y se pone por el Oeste ligeramente hacia el Norte. La declinación varia según las estaciones del año. Si sólo queremos conservar todo el tiempo la misma dirección, entonces el arco solar es nuestro mejor punto constante de referencia.
El reloj, un instrumento de orientación
Un reloj de aguja ordinario sirve también para determinar aproximadamente el norte o sur geográficos, como lo ilustra la imagen siguiente. En la zona templada septentrional (y sólo en ella), la esfera del reloj se coloca de modo que la aguja de las horas apunte hacia el sol. La líneas del sur pasa a medio camino entre esa manecilla y las doce en punto del reloj. En el horario de verano, la 1 del reloj cuenta como las 12, cosa que debe recordarse al trazar la líneas imaginaria. En caso de duda sobre cuál de los dos extremos de la líneas es el norte, téngase en cuenta que el sol queda al este por la mañana y al oeste por por la tarde.
Estamos en marcha
Si uno se encuentra de pronto perdido y aislado en la naturaleza a raíz de un accidente aéreo o por cualquier otro motivo, es mejor que no se mueva de donde está.
Pero si determinadas circunstancias le aconsejan lo contrario y se ve obligado a abandonar su zona en busca de agua y comida, deberá saber muchas cosas sobre el modo de abordar ese desplazamiento por las zonas salvajes que le rodean.
La elección de la ruta depende de la propia situación, lo que un@ necesite con más urgencia, las condiciones meteorológicas y la índole del terreno. Antes de empezar debemos cerciorarnos que el camino a seguir, no sólo será el más fácil, sino también el más seguro.
Cada jornada debe proyectarse y andarse de manera que queden tiempo y energías suficientes para establecer un campamento seguro y satisfactorio. Descanso y sueño son importantísimos en estas condiciones de viaje.
El ritmo de la marcha obedece a diversos factores, siendo los más importantes el clima y el estado físico en el que nos encontramos. Si las circunstancias lo permiten, hágase acopio de alimentos durante el camino para evitar rodeos y excursiones innecesarias sin más objeto que el de procurarse el sustento.
Evite siempre las zonas peligrosas. Recuerde que está sin ayuda médica y un simple corte puede ser fatal al cabo de unas horas y una fractura puede desencadenar la muerte en pocos días.
El ABC de la aventura
Hoy en día, está de moda viajar por lugares inhóspitos. El mundo se hace pequeño para el ser humano y su abusiva y a veces incomprendida tecnología. Nos adentramos en lugares salvajes, en todo los medios naturales, con la confianza de tenerlo todo controlado.
Próximamente nos centraremos en cada medio natural y abordaremos recursos de supervivencia exclusivos. Esta enseñanza debería ser el ABC de todo aventurero ocasional. entiendo que los más avanzados tendrán sus propias técnicas para sobrevivir.
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