El camino de San Olav discurre entre Oslo y Trondheim. Esta es la vía principal del camino de peregrinación más importante y famoso del norte de Europa, y no resulta difícil orientarse en él, aunque no se entienda una palabra de noruego. Trondheim, fue morada de San Olav, el rey vikingo que llevó el cristianismo a tierras escandinavas. Fue canonizado tras perder la vida en la batalla de Stiklestad y hoy es venerado como patrón del país.
Recorrer este camino a pie nos llevará unas cuatro semanas si andamos unos 25 kilómetros al día. Todos los tramos y senderos están debidamente señalizados y la cruz roja de San Olav está presente en todo el recorrido para velar por tu seguridad.
Igual que en el Camino de Santiago, los peregrinos sellarán el pasaporte en cada una de las paradas de la ruta. Si caminamos más de 100 kilómetros, se tendrá derecho, además, a recibir la Carta de San Olav, un diploma que acredita oficialmente la peregrinación.
Tomaremos dirección norte en la salida de Oslo, punto de partida de esta peregrinación. La villa de Hamar, a orillas del lago Mjøsa, el más grande de Noruega, será la primera parada casi obligatoria. Su templo del siglo XII conocido como «la catedral de cristal», era donde los antiguos peregrinos se detenían a descansar y recuperar fuerzas. Hoy es el escenario de conciertos musicales y el festival medieval más grande del país.
Siguiendo el Mjøsa y tras pasar por Lillehammer, se llega al valle de Gudbrandsdalen. En estas tierras se encuentra la granja Dale-Gudbrands, que, además de albergue de peregrinos, es un lugar con una rica historia.
A una decena de kilómetros, la que acapara la atención es la iglesia de Ringebu, uno de los templos medievales de madera que existen en Noruega, y una de las más grandes. En su interior podemos admirar la imagen de San Lorenzo, que es originaria del siglo XIII.
Al adentrarnos en las montañas de Dovre sabemos que hemos alcanzado un punto clave en el camino. Allí encontraremos rebaños de bueyes almizcleros, animales de enorme tamaño. Estos pacíficos rumiantes son uno de los espectáculos de la travesía. el Parque Nacional de Dovrefjell-Sunndalsfjella se divisa al fondo y es de una belleza sin igual.
En medio de la tundra, hay que hacer una parada en la iglesia medieval de Eysten, diferente por su construcción en piedra, y abierta siempre a recibir peregrinos.
Una de las obras maestras gótico nórdicas, al final de la travesía, es la Catedral de Nidaros. La tradición dice que, ante el altar mayor, los peregrinos tienen que dar tres vueltas al octógono que ocupa el sitio original de la antigua capilla, donde se depositaron los restos de San Olav. Es un ritual, junto con el rezo de oraciones tocando la columna de esta zona sagrada.
Durante todo el recorrido, el contacto con la naturaleza es total. Los paisajes son increíbles y el entorno es de cuento de hadas.
Para estar bien informado, conocer albergues donde dormir y poder organizar el trayecto con seguridad, es conveniente visitar la web del camino https://pilegrimsleden.no/. En todos los albergues sellan el pasaporte oficial.
Para completar toda la travesía a pie entre Oslo-Trondheim, conviene ir bien equipado con botas de montaña y ropa adecuada para hacer el recorrido. Hay que tener en cuenta material impermeable.
Durante el camino encontraréis diversos albergues. Son limpios, asequibles y sus responsables tienen un trato exquisito con todo el mundo.
Web oficial del camino de San Olav https://pilegrimsleden.no/.
La granja Dale-Gudbrands Gard https://www.dale-gudbrandsgard.no/
El albergue de montaña Hjerkinn Fjellstue https://www.hjerkinn.no/
Nidaros Pilegrimsgård con café y biblioteca https://www.nidarospilegrimsgard.no/
En Stiklestad hotel y cenas vikingas https://pilegrimsleden.no/en/interest-points/regionalt-pilegrimssenter-stiklestad
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